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vino_by_artedepili

Azules como Lirios fueron esos ojos petrificantes, con el dorado del sol a sus espaldas parecía envuelta por cortinajes divinos. Bien sabía yo que Ala me mandó a empuñar mi espada contra aquellos que se revuelcan en sacrilegios, pero clavarme esta daga dorada que viene a penetrarme el corazón. ¿ Qué armadura humana, Oh Ala, puede protegerme de ese hechizo!

Desvela ella entre las cavernosas tumbas un tesoro de ambrosia y trasgresión. Oigo como grita el alma del vino tras las paredes, se agita y palpita como dijin encerrado, veo como el azul de sus ojos, fuente de mármol, se oscurece, toma forma y atrapa el espíritu rojizo del placer vedado. Vapores mágicos se enredan en su cuello trazando un imposible recorrido de pliegues de su pelo dándole firmeza y color. Porque algo tan vivo, esencia misma de la llave que condenara mi alma al eterno vagar entre sombras, me ha sido presentada así. ¿Dónde terminan esos rojizos efluvios y empiezan sus labios?

Me tiende la copa entre manos finas y temblorosas, que como una enredadera rodean el cristal tallado, noto confianza y sinceridad. Ella sabe algo que se me oculta, conoce algún secreto que quiere desvelarme, algo que no debo conocer, no debo dejarme tentar por esos labios rojos que se han derramado en mi tumba, llena de rosas del desierto.

Pego mi boca a la copa, un olor a tiempo e historia me llena los sentidos, mis parpados caen suavemente y mi cuerpo se llena de belleza. La luna sobre nosotros empieza a crecer y ganar terreno en la noche, las nubes bajan rodeándonos con sus húmedos ropajes y ella me entrega el amor, el secreto de su tierra.

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Entonces… ¿vendrás?

Si claro nena, lo prometo.

Pero es complicado prometer a estas horas de la noche, y en fin ¿quien es ella? Me da igual, llevo demasiado en el cuerpo como para pensar. Pero aun pedir favores a un desconocido borracho un lunes noche en el bar… hay que estar muy sola. Parece tener al menos una década más que yo, y dios sabe de que clase de agujero infesto de drogatas ha salido esta zorra.

¿Oye, y porque tienes tanto interés en verme?

No contesta, se ha dormido sobre la barra. ¿Y ahora que coño hago, la dejo ahí o me la llevo a casa? Joder…

Otro tequila amigo.

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Las cosas que nadie quiere, mil colores, mil aromas abrasadores decidieron en algún momento de su existencia tomar el poder de separar de sí las cosas verdaderamente amadas. Como motas de polvo se dispersaron y se volvieron a unir en un lugar donde el cielo se hunde en el mar. En ese lugar se conocieron, adoptaron la vida que no es propia de ellas y quisieron imitar el amor fabricándolo.

Miles de ingenieros trabajaron en su propósito, densas columnas de humo ascendían del horizonte eclipsando el tapiz celeste, todas y cada una de ellas se fundieron en un ideal común. Tenían vida, eso era simple, pero amar la vida se les presentaba impensable, pues, como va alguien a amar la vida si su ser es el odio.

Un líquido oscuro fue bajando del horizonte hacia los hombres, deshechos de deshechos, cada invento que no resultaba, acrecentaba un dolor ya arraigado a la existencia de esos seres, y el rencor fue volcado al mar. Una profundidad oscura se introducía paulatinamente en la vida curtiendo la piel en cuero, las células en engranajes mecánicos y la sangre en aceite para que estos no chirríen. La mecánica de la vida pura se fue mezclando en un mestizaje imposible, en una amalgama de amor vivo y dolor inerte.

El sol se levantaba cada mañana velado por idílicos fanatismos, los continentes se consumían piedra a piedra hundiéndose en el mar y ascendiendo hasta los cielos en torres inalcanzables por la vista. Pero el secreto se cerraba a ser revelado, la profundidad que alcanzaba el amor a la vida se escapaba entre los dedos metálicos como arena entre un bosque desértico y baldío.

En el limite del mundo, en los interiores del abismo surgió un nuevo ser, unión entre la estéril materia inerte y la palpitante sangre viva. Lo llamaron pasión, y el amor que daba lo exigía en grados muy superiores de destrucción. Así, por cada instante de desbocada locura placentera pedía a cambio un dolor desgarrador eterno. El invento de un ingeniero que rechazo a la vida y que a la vez se negó a morir sin arrasar todo lo que su vista podía abarcar.

Y lo demás ya es historia, plasmada en unos y ceros

Había algo sobre la pared colgado, una esfera opaca y polvorienta que crujía. Algo en su interior, latente, ociosamente me llamaba apretándome el estomago, desde las entrañas cavernosas de su caja llena de engranajes.
Gotas de aceite manchaban las pilas de libros, de alguien, quien previamente había pensado, inocente, que una puerta de huida construía. Una chispa y el aceite arde, largas lenguas de fuego acarician la pluma y el papel. Ya nada escapa al torbellino calcinante, ya nada escapa al dragón de escamas doradas, que cruje, que redobla con mil tonos de bronce fino y punzante. Que ruge con el imperio del tic…tac.

Fuente de mármol y placeres, que como buena niña nunca lloraste. Escondiste tus lágrimas tras una taciturna sonrisa, como los cortinajes sonrosados de un teatro, tras el cual caen las mascaras y las flores que tiran los aduladores se marchitan.
Celebro ahora tu pena que es ahora penitente, que tu cadáver no sea ahora mi obra, y que tus ojos, blanca fuente de mármol y placeres, dejen de atormentarme, pues soy para tus lágrimas un pasto seco y sediento.